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“Ascensión: después de todo y antes de nada” (poema)


Traspasan las mortales fronteras
que de sí mismas arden, silenciosas.
Pedro Salinas
  

Por fin nos encontramos
y nuestro amor trascendió a la cúpula
donde residen los amores más reales
y más níveos.

Aunque no fue por fin,
porque no esperamos nunca a encontrarnos
y nos encontramos solo cuando el tiempo irreparable
nos puso ante nosotros
el momento de devolvernos allí de dónde fuimos
y ya no éramos.

Aunque no nos encontramos tampoco,
la vida nos puso en el ocaso
frente a frente
en simientes nuevas
que vienen tras las despedidas más amargas
y aceptadas.

Aunque tampoco el amor trascendió a la cúpula
donde residen los amores más reales y más níveos.
Eso pudiera ser después.

El amor esperaba todavía
en el limbo de los amores que desisten de ser amor
pero que siempre serán amores
y un imperceptible génesis de un afecto que todo lo traspasa
atravesó las manos y se fue al pecho
buscando el cuidado,
el cariñoso capricho del anhelo
un segundo.
Siempre debe ser por un solo segundo.

Todavía no había trascendido el amor a la cúpula
donde residen los amores más reales y más níveos.
Fueron necesarios siete días
para que las palabras escalasen al limbo
donde ya no se comparte.

A más allá de la cúpula
solo se puede ir solo.



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Este poema ha sido publicado en la sección de Poesía de Letras & Poesía



Comentarios



LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.