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Mostrando entradas de octubre, 2018

“No dejamos de amar” (poema)

No dejamos de amar, solo relajamos (suavizamos) la embestida. Caminamos sin pisar del todo un tiempo (poco breve) imborrables las huellas. No quedó más, el somnífero lanzado (a esto nuestro). Y esperamos. Tras lo que dejó la embestida, desaparecimos. ─── Foto:  Stefan Keller Este poema puedes encontrarlo en el cuaderno de poesía El mundo de las almohadas

“Rizo de otoño” (poema)

Cuando le conocí en otoño, iba ebria (de vino blanco y de satisfacción) y un rizo suyo, enloquecido, en el afán de mirar tartamudo  a través de la ceguera leve, se coló en mi ojo. Fue indudablemente nuestro primer beso. Cuando le pensé y le imaginé sentí un miedo férreo y una vergüenza aguda (hoy pienso que esa vergüenza era, en realidad, esdrújula) y no obstante sospeché que un día de invierno me casaría con él. ─── *Este poema participa en el concurso de poesía de otoño de Zenda .

Espejo de cuchillo (poema)

Tengo en mi dormitorio un espejo lleno de cuerpos. Me dijeron que están hechos de mercurio, que la dimensión de sus cinturas es siempre la misma, que no dejan huella. Mi espejo, marco marrón haya, posee también cuchillos de triple filo, pero no se ven si no posas la mano en un hombro y cintura capaces de disolverte. He roto el espejo. Quería saber si todos los cuerpos están hechos de mercurio. Pero no es cierto, al romperlo el azul cielo de sus huellas creó de nuevo a cuchillazos las tres últimas vértebras de mi espalda. ─── Este poema ha sido publicado en Liberoamérica , en la Revista Almiar  y en la Revista Cardenal . Pertenece al cuaderno de poesía La confesión de la carne, que te invito a leer gratuitamente .


LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.