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Mostrando entradas de mayo, 2014

Poetuit: la poesía de menos de 141 caracteres

Estamos en la era de la rapidez. La era del tener siempre un poco de prisa en la vida diaria. Si podemos cocinar y comer en menos de diez minutos, cocinamos y comemos en menos de diez minutos; si podemos cambiar el canal de la tele en dos segundos, lo cambiamos en dos segundos; si podemos ver a nuestros amigos tomando un café de 20 minutos, los podemos ver en 20 minutos y menos si nos lo proponemos; si podemos contar lo que sentimos en 4 mensajes de whatsapp, lo contamos y si podemos escribir un cuento en menos de 5 líneas, lo escribimos y punto. Es el momento de la comunicación en menos de 141 caracteres. Yo no sé seguro si será la era de la velocidad o la del cangrejo, porque igual que tardamos tan poco en tantas cosas, tardamos mucho más en algunas pocas cosas. En cualquier caso, yerben muchos fenómenos y muchos tipos de arroz en la cazuela de la sociedad y, aunque no siempre podemos estar pendientes de todos los fogones, hoy nos hemos fijado en el poetuit, en el poetuit porque es b


LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.