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Mostrando entradas de septiembre, 2010

La voz muda

(Cuento a domicilio) Esta es la octava o novena entrada de "Cuentos a domicilio" y no os voy a engañar, no tengo un cuento preparado para hoy sábado, tampoco lo tenía hace tres o cuatro entradas y alguno que otro (que lo sé yo) se rio leyendo "Cómo quitar el hipo". Esta vez tampoco voy a faltar a mi entrada, pero hay más. Os voy a empezar a llamar lectores (en domicilio) porque, sea la primera vez que entráis aquí, sea la segunda, sea la vigésimo quinta o seáis uno de mis catorce seguidores, el blog pasa de cuatrocientas visitas desde que empecé a escribir todos los sábados. No solo os invito a que dejéis vuestros comentarios cuando os entretengo, sino a que también me pongáis a parir. Y no sólo eso, os voy a dar una verdad: no voy a poner lo que pienso en boca de un personaje, esta vez sale directamente de mí, el mejor personaje que creo que podré crear en mi vida. A ella, a la que he llamado Eulalia para no ofenderla: Que raro. Puedo insultar sin que nadie me oig


LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.