Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2013

Jorge Semprún (2001): "Viviré con su nombre, morirá con el mío"

Jorge Semprún (2001): Viviré con su nombre, morirá con el mío . Tusquets Editores. Barcelona. Título original: Le mort qu’il faut. El motivo por el que el lector sigue leyendo Viviré con su nombre, morirá con el mío hasta el final de la obra no es únicamente el interés intrínseco del tema tratado en la obra (que podría ser, pero no es el caso), sino que es, además, por el modo como Semprún configura una realidad vivida en literatura : porque es un libro narrativamente excelente, por su estructura narrativa y, por añadidura, por un estilo poco ondulado – o sea, bastante llano, pero sin perder rigor estilístico – que lleva al lector a leer con avidez. La narración funciona a través de una historia anclaje que vertebra toda la novela. Esta historia, lejos de ser una simple anécdota dentro del tema, constituye un episodio clave para el sentido global de todo el texto, vivido por el narrador en el campo de concentración de Buchenwald. Esa historia anclaje se va desmenuzando en


LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.