Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2018

Citas con hondura. "Las palmeras salvajes" (1939), de William Faulkner

Cuando me aventuré a leer por primera vez a William Faulkner (1867-1962) y a empezar por una de sus novelas más inusuales, desconocía que la estructura de la novela iba a ser la de la  intercalación de dos historias paralelas  en alternancia, la concatenación de los capítulos de dos historias distintas que se nutren a base de tenues similitudes y fuertes contrastes (quién sabe si por esmero y diligencia del autor o serendipia literaria). Las palmeras salvajes  de Faulkner intercala una novela con el mismo nombre, la  historia de un avance amoroso o pasional  entre un hombre y una mujer  hacia la destrucción personal , con  "El viejo" , nombre con el que se conoce el río Misisipi y no a su protagonista, un penado que experimenta las vicisitudes de una catástrofe, la inundación del río, y todo lo que vive alrededor o por causa de esta circunstancia.  No es esta la única intercalación sugerente que se da en esta obra. Más sustancial parece cómo el autor hilvana los  pensamientos


LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.