Ir al contenido principal

Poema “Besos”, accésit XXXII Certamen Calamonte Joven

Absoluta sorpresa cuando veo el fallo del XXXII Certamen Nacional Calamonte Joven y al poema "Besos" le han otorgado el accésit en este certamen, que ya va por su trigésimo segunda edición, que premia muchas modalidades artísticas distintas y es realmente un acicate para que, especialmente la gente joven, sigamos creando y construyendo con empeño. Sorpresa, agradecimiento y satisfacción a partes iguales. 

Os dejo este poema sobre la diversidad de los besos, desde los más infames y dolorosos a los más maravillos. Lo empecé en 2015 y le guardo mucho cariño, también por haberle intentado dar unos cuantos acordes con la guitarra.  


BESOS

Están los del principio,
cuando no se miden las consecuencias
o se calculan mal.

Están los juguetones,
los de encima de la lavadora, contra el fogón de la cocina
o frente a la playa de un lago desértico.

Están los tenues, los sucios, los que pesan en el alma
como cae el rocío en las mañanas húmedas,
y los impúdicos en retretes de antro de noche
cuando ya se está demasiado cansada
para seguir deseando de veras;

están los leves de al ladito de la estufa,
los de los días felices de besar el aguacero
y lloverse el uno al otro,
los hay como playas con costas que delinean
las curvas de tus caderas.

 

Los hay empalagosos, los hay dicharacheros,
están los de los andenes de los trenes,
los que tardan siempre demasiado
en irse
del todo,
los de hola qué tal
si no me besas es que estoy muriendo
y los de vale, pero
cuídate
mucho.

Existen.
Los besos existen.
Existen los que despiertan en medio de la madrugada
comiéndose el fondo de tu sueño,
los que te vacían las arterias,
deshacen el hastío
y rellenan los conductos de tu sangre
con los restos.

 

A veces, algunos están en peligro de extinción,
los que dibujan nuestros contornos y los desgarran después
y en cuyo centro solo está el placer espiritual del espasmo,
pero, en cualquier caso, se recuperan de la inminencia de desaparecer.

Aunque los besos no deberían pensarse,
hoy recapitulo,
hoy que tanto he besado.
Los hay de tantos tipos
y en momentos tan distintos,
que siempre se besa por vez primera.

 

Los besos son actos performativos,
o sea, actos que se realizan
                                            precisamente
por hacerse a través de la boca,
como prometer,
                        jurar,
          recitar,
pronunciar el matrimonio
o bautizarnos el uno al otro.

 

Quizá solo se midan bien las consecuencias al principio,
cuando no se calculan,
y no lleguemos nunca a conocer sus efectos
siempre tan agigantados,
y es que los besos son gigantes translúcidos
que se mueven de boca en boca.

 

Están, en definitiva, los besos de antes
y los de ahora,
distintos, en forma de espiral
o planos como cuchillas.
Besos del principio, besos de antes,
besos de ahora,
y besos de mañana,
cualquiera abre un cajón
y le salen un millón de labios atropellándose
contra el cielo de la boca.

Pero están también los besos del después,
distintos de los del mañana:
inertes,
los besos de lo sórdido,
los besos asquerosos
de cuando ultrajados
dos desprenden su aversión
y asumen más repulsión que la de antes,
cuando no se miden las consecuencias
o se miden mal
– fieramente mal –.




Puedes leerlo también en versión en pdf

Comentarios



LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.