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“Cuando ya no esté aquí”: el 1r. poema de «Habitantes de un paraíso minúsculo»


«Habitantes de un paraíso minúsculo» es un poemario fundamentalmente de amor y desamor, que busca explorar los varios estados dolorosos de la experiencia amorosa: la expectativa no satisfecha, las ausencias de una misma y del amado, la incertidumbre, la certidumbre que genera la introspección íntima, la rendición y, como respuesta a la derrota, la persistencia de querer continuar en el mismo camino. 

Sin embargo, el trayecto que plantea hacia el paraíso minúsculo parte a la fuerza de lo más físico, se origina en lo más terrestre. El libro no podía empezar sino con un poema de anticipación y de cierta  disolución del yo que habrá de encontrarse con un tú para construir un nosotros. Un poema que va de cualquier cosa menos de amor, aunque el amor, en su más amplio sentido, lo imbuya todo. 

Aquí os dejo con el primer poema del libro:


Cuando ya no esté aquí

Se murió diez centímetros tan solo:
una pequeña muerte que afectaba
a tres muelas careadas y a una uña
del pie llamado izquierdo…

Ángel González

Mis uñas seguirán creciendo,

cuando no esté aquí

y siga estando de alguna manera,

dejaré de morderme las uñas,

mi sangre seguirá corriendo

disecada, las plaquetas

funcionando, mis pulmones quejumbrarán

todo lo que no respiro,

y de nadas bombeará el corazón

con soplo incontingente

estos latidos extraños,

mis articulaciones engranarán

las poleas graznidas

zurrirán inflamados los tendones

de la espalda intermedia,

crepitarán mis manos pequeñas

intentando asir el tiempo

tan naranja, hecho de alambres

de paraguas rotos

los días que no llueva.

 

Cuando ya no esté

y siga estando de esta manera

tan tibia y seca,

empezaré a decrecer,

menguarán las bárbaras tripas

de mi estómago encogido,

hogar que acogerá

entre colonias los parásitos benévolos

comiéndose mis uñas.

 

Pero ahora estoy aquí

y me estoy mordiendo las uñas.


Comentarios



LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.