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"Habitantes de un paraíso minúsculo" premiado en el II Certamen literario de La Equilibrista

Noticias que te conmueven, por decirlo llano, agradecidísima y contenta de recibir esta noticia tan magnífica.

Empecé a escribir "Habitantes de un paraíso minúsculo" hace tres años, quizás ya cuatro. Sus 35 poemas fueron agrupándose unos con otros de forma orgánica. Todos hablaban en cierto modo de lo mismo: la fragilidad de uno mismo en contacto con el otro, del mundo afectivo, y, mientras iba viviendo más ese amor real que es su punto de partida, el contenido - y también la forma - iba tomando distintos cauces.

Tuvo que llegar 2020, con su pandemia, con sus distancias, con una nueva experiencia de la ausencia amorosa, con sus largas horas de soledad, para que Habitantes terminara y con ello una experiencia afectiva concreta, que no está, sin embargo, cerrada (pocas obras están realmente cerradas, aunque sus ramificaciones acaben convirtiéndose en otro ente distinto). Incorporé del último año 4 piezas poéticas que, cuando lo miro ahora, debían ir ahí y no en otro cajón de poesía nuevo.

El poemario no podía sino que arrancar de una cita de mi poema favorito o al menos de uno de esos versos que me calaron muy hondo hace ya más de diez años. Es un poema de uno de los poemarios, curiosamente de publicación póstuma, que me atrevería a llamar de cabecera y del que que puedo decir que, tras buscar y buscar, no he dado en encontrar otro que sepa apresar esa idea con tal precisión y acierto, teniendo en cuenta lo difícil que es captar y transmitir la trascendentalidad del amor, el último paso de la vivencia amorosa más allá de la memoria, la voz de lo que queda del amor efímero salvada al fin en aquello que es perecedero, esa elevación casi mística de aquello que es de base física. Quienes me conocen saben que, aunque disfruto compartiéndome, siento en realidad más (o diferente) satisfacción cuando hago llegar el poema de otro ser humano - cuando consigo verlos como seres humanos y no como grandes poetas desde la cima de una inalcanzable torre de marfil - a un ser humano y que las primeras veces que leí en público lo hice compartiendo los poemas de otros. Este era uno de los poemas. Después de esos versos que le dan inicio, arranca Habitantes. El libro verá la luz este año. Contentísima estoy de verlo premiada en el certamen literario de La Equilbrista y agradecida de su rapidez, su amabilidad y honradez. Mi enhorabuena al ganador de la modalidad de narrativa, Jesús María de Val, y a todos los que cada día con nuestra literatura nos esforzamos en sembrar semillas que acabarán dando sus frutos.

Comentarios



LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.