Rayuela tiene tres partes, aunque creo que nos afanamos en buscarle esa estructura. Veamos las tres partes:
Sin embargo, pese a que hay estructura, no fue, según dice Cortázar, un libro con un plan. Decía el autor en una entrevista que: "Rayuela es una especie de punto central sobre el cual se fueron adhiriendo, sumando, pegando, acumulando, contornos de cosas heterogéneas que respondían a mi experiencia en esa época en París, cuando empecé a ocuparme ya a fondo del libro."
El título: Rayuela
"Escribir es dibujar mi mandala y a la vez recorrerlo, inventar la purificación purificándose; tarea de pobre shamán blanco con calzoncillos de nylon." (Julio Cortázar, en Rayuela)
Dicen que Cortázar dijo que iba a llamar a su libro Mandala, no Rayuela. Tremendo el giro de acabarlo llamando rayuela, respondiendo a una realidad infantil y lúdica y dándole a partir de la novela ese significado místico que el título de mandala ya hubiese tenido desde buen principio. Si le hubiese llamado 'mandala', ese proceso de mistificación no se produciría porque el propio término ya hace referencia a algo místico, con lo que perdemos ese proceso.
Para quienes no somos de Argentina, no reconocemos la palabra 'rayuela', salvo por la novela de Cortázar, claro. La rayuela, también llamada "tejo" en Argentina, tiene muchas variaciones y recibe el nombre de "charranca" en Barcelona, "amarelinha", en Brasil; "mundo", en Perú. El objetivo de este juego es lograr alcanzar el punto más alto, que en muchas de las variaciones es el precisamente el cielo. La rayuela, lejos de ser únicamente un símbolo que refleja el camino vital, es mucho más que un juego o un dibujo en el suelo con el que los personajes interactúan. En Rayuela no solo hay rayuelas relatadas, es que Rayuela es también una rayuela en sí misma, una obra global con varias casillas, de las cuales puede decirse que no es necesario pisar todas. ¿Es Rayuela también un mandala? También lo es.
Ediciones de Rayuela
La edición en Cátedra la llevó a cabo Andrés Amorós. El año pasado, el Día Mundial de la Poesía, salió una edición conmemorativa de Rayuela, lanzada por la RAE (Real Academia Española), por la ASALE (Asociación de Academias de la Lengua Española), la AAL (la Academia Argentina de Letras) y la editorial Alfaguara. Todavía no la tengo ni la he podido tener en mis manos, así que poco puedo hablar de ella.
Citas de Rayuela
Dejo ya a continuación cinco citas, empezando por la primera (que es del capítulo 1), que es un clásico como cita de Rayuela, y siguiendo, como es debido, por las siguientes:
“Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”.
“Sólo viviendo absurdamente se podría romper alguna vez este absurdo infinito”.
“La vida, como un comentario de otra cosa que no alcanzamos, y que está ahí al alcance del salto que no damos”.
“¿Quién está dispuesto a desplazarse, a desaforarse, a descentrarse, a descubrirse?”.
“Me miras, de cerca me miras, cada vez mas de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez mas de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes”.
“La felicidad tenía que ser otra cosa, algo quizá más triste que esta paz y este placer, un aire como de unicornio o isla, una caída interminable en la inmovilidad”.
Inicios de Rayuela
Dejo a continuación el inicio del capítulo 73, primer capítulo si seguimos el tablero de dirección propuesto:
"Sí, pero quién nos curará del fuego sordo, del fuego sin color que corre al anochecer por la rue de la Huchette, saliendo de los portales carcomidos, de los parvos zaguanes, del fuego sin imagen que lame las piedras y acecha en los vanos de las puertas, cómo haremos para lavarnos de su quemadura dulce que prosigue, que se aposenta para durar aliada al tiempo y al recuerdo, a las sustancias pegajosas que nos retienen de este lado, y que nos arderá dulcemente hasta calcinarnos. Entonces es mejor pactar como los gatos y los musgos, trabar amistad inmediata con las porteras de roncas voces, con las criaturas pálidas y sufrientes que acechan en las ventanas jugando con una rama seca. Ardiendo así sin tregua, soportando la quemadura central que avanza como la madurez paulatina en el fruto, ser el pulso de una hoguera en esta maraña de piedra interminable, caminar por las noches de nuestra vida con la obediencia de la sangre en su circuito ciego."
Dejo también el inicio del capítulo 1, para a quienes les gusta empezar por eso que hemos dado en llamar principio:
"¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico.
Pero ella no estaría ahora en el puente. Su fina cara de translúcida piel se asomaría a viejos portales en el ghetto del Marais, quizá estuviera charlando con una vendedora de papas fritas o comiendo una salchicha caliente en el boulevard de Sébastopol. De todas maneras subí hasta el puente, y la Maga no estaba.
Ahora la Maga no estaba en mi camino, y aunque conocíamos nuestros domicilios, cada hueco de nuestras dos habitaciones de falsos estudiantes en París, cada tarjeta postal abriendo una ventanita Braque o Ghirlandaio o Max Ernst contra las molduras baratas y los papeles chillones, aun así no nos buscaríamos en nuestras casas. Preferíamos encontrarnos en el puente, en la terraza de un café, en un cine-club o agachados junto a un gato en cualquier patio del barrio latino. Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos. Oh Maga, en cada mujer parecida a vos se agolpaba como un silencio ensordecedor, una pausa filosa y cristalina que acababa por derrumbarse tristemente, como un paraguas mojado que se cierra."
Comentarios