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"Instrucciones para escribir un poema por primera vez en tiempos de pandemia" en la antología "Papeles de la pandemia" en Letralia



El único texto que he podido terminar desde que empezó la pandemia del coronavirus, pandemia que a mí me sorprendió en Sudáfríca, a 8000 km. de mi familia y de los míos, ha sido las Instrucciones para escribir por primera vez un poema en tiempos de pandemia. Las escribí, las he leído y las he escrito en tiempo real, de lo cual hay un vídeo. Lo que no he hecho todavía es grabarlas en vídeo vestida formalmente, como me han sugerido.  

Ahora aparecen publicadas en la antología que edita por su vigésimocuarto aniversario Letralia. Tierra de Letras, uno de los portales y revistas de referencia de poesía hispana, con Jorge Gómez Jiménez a la cabeza, en esta maravillosa labor de la que yo me siento agradecida. La antología, titulada Papeles de la pandemia es en palabras del editor "un intento de Letralia por hacer una fotografía de este momento histórico". 

La antología en números: 24º aniversario de Letralia, 78 autores seleccionados, 717 páginas, publicada el 20 de mayo de 2020. Podéis descargarla gratuitamente en su web

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LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.