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Poesía en tiempos de pandemia: algunas reflexiones desde Johannesburgo


Hace diecinueve días, posteaba yo en varias redes sociales que este año no celebraba ese día el Día de la Poesía, sino el de los Derechos Humanos en Sudáfrica. Quiero recalcar el "ese día", más allá de los otros 365 días que este 2020 nos trae. Para mí no era momento para alzarse con la poesía en el puño y reivindicar lo esencial de la literatura y su necesidad urgente, sino día de celebración íntima y personal de la lucha en favor de los derechos humanos aquí donde yo estoy. Dos asuntos totalmente distintos pero que, como todo, son confluyentes. El día caía en tiempos delicados. 

Estoy en Johannesburgo, en Sudáfrica, y ello significa que sigo la crisis del coronavirus a la vez desde dos puntos distintos del planeta y de modos muy distintos. Los debates son distintos en cada uno de estos dos sitios; las reflexiones internas, también.

Aun así, hay muy interesantes puntos de confluencia que, en mi opinión, tienen que ver con la humanidad en sí misma y con todo aquello que es esencial en el ser humano. Mientras Sudáfrica habla del agua, España habla del tabaco. También en Sudáfrica se habla en broma de cómo plantar cigarrillos (aquí con el confinamiento ya no se vende tabaco), aunque todavía no he visto bromas sobre el agua en España. En los dos casos se está hablando de recursos, uno más esencial que el otro, evidentemente. Mientras España habla y registra altísimos números de fallecidos por el coronavirus, Sudáfrica recibe la aprobación internacional de lo bien y rápido, pese a todo, que el gobierno sudafricano, con Ramaphosa a la cabeza del partido ANC, ha actuado, evidentemente también con sus más y sus menos, como en cualquier lugar del mundo y teniendo en cuenta en el punto en el que nos encontramos. Cada lugar en el mundo ostenta ahora dificultades distintas, aplica medidas surgidas de su contexto en particular y en relación con el mundo internacional. Cada lugar es un lugar distinto.

Parece que las redes se llenan de nuevo de poesía: saltan las consignas para motivar a escribir un poema, los poemas circulan por mensajes de whatsapp, quien nunca escribió empieza a hacer llegar poemas a los demás para que los lean, quienes ya escribían y no los habían mostrado empiezan a hacer esto mismo finalmente. También en otro estadio de cosas, el poema que empieza “And the people stayed home" ('Y la gente se quedó en casa') de Kitty O’Meara se viralizó (es la última vez que uso esta palabra) con un tinte de cotilleo y de “¿de quién será? ¿de quién será?”. Poetas en Barcelona siguen en alza con sus micros abiertos y recitales, ahora online (mi más profunda admiración por tanta persistencia poética); otros colegas tienen su canal de Youtube donde comentan y recitan poesía, algunas editoriales lanzan certámenes para que las múltiples maneras de vivirlo y varias visiones poéticas del asunto salgan al mundo a compartirse, algunas instituciones retoman contenidos maravillosos que habían estado enterrados entre sus materiales y que ahora alcanzan cotas de visibilidad gigantescas, surgen nuevas cuentas en Instagram que traen los poetas a tu pantalla, como Poesía en Tu Sofá, por citar un ejemplo, o se trasladan a la red sesiones como las de #LdeLirica, como anunciaban ayer mismo, por poner también otro ejemplo. Entretanto, algunos artistas de ego hinchado tratan de hinchárselo todavía más, aprovechando la ocasión para poner al frente, de entre todas sus prioridades, su fama personal. Ni más comentario más allá de lo dicho merecen. Los espíritus solidarios se vuelven más solidarios. Las mentes intermedias se deslizan, afortunadamente, hacia el lado cooperativo. En definitiva, lo que ya existía se traslada a la red, con sus más y con sus menos. Lo que no existía, nace ahora. Y yo termino este texto escribiendo y después de un punto y seguido y sin haber escrito hoy tampoco un solo verso.Si cuento todo esto es porque creo que la poesía es parte de la vida (y de la muerte) y estoy a la vez contenta y triste de ver cuáles son los cursos que va tomando (en plural lo digo por los múltiples caminos que la poesía sigue). Reconozco no haber escrito nada durante mis días de confinamiento y de preconfinamiento (aquí tuvimos 10 días previos de preconfinamiento no estrictamente oficial, pero sí recomendable). Si algo he escrito son, en tono jocoso, las "Instrucciones para escribir por primera vez un poema en tiempos de pandemia". Y ya. ¿Para qué más? En cualquier caso, he leído, he escuchado, he oralizado en mi casa. He releído también. He adorado cómo se encuentra sentido en las formas de vivir que ahora nos ha tocado vivir en la palabra escrita. Se dice que la poesía florece en tiempos de pandemia, "antídoto contra la desesperanza". También en otras etapas históricoculturales florecieron la poesía y otras artes en momentos de crisis.

Comentarios



LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.