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Tres poemas de «Desrealizaciones y certidumbres» en la revista Vórtice

Vórtice publica hoy en su revista esta pequeña muestra de 3 poemas de «Desrealizaciones y certidumbres»: Irrupción, Con sigilo y Existencia cristalina. Muchas gracias por tan inmediata publicación. 


 

IRRUPCIÓN

El lago ha subido al cielo
(I Ching, ‘Libro de las mutaciones’)

Para vivir,
yo quiero
cielo,
      muerte,
           sangre,
desgranarme las pestañas poco a poco,
caber en el cielo de tu boca,
deshacerme allí.

Y sin embargo
heme aquí,
hoy soy un cielo
plomizo
y esto que sale por mi boca,
pantano,
lodazal acumulado.

Amenaza irrupción,
desbordamiento,
voy a desbocarme del todo.

 

CON SIGILO

A altas horas de la vida
escucho el sigilo de la música
que tus pestañas inventan,
el silbido candente del movimiento
refrena las insalvables noches del ocaso.

Nos amamos en lo preconceptual,
en todo aquello no reducido aún
al territorio común donde nos descompartiremos,
recorremos finitudes
las brumas de lo inconcluso.

El tiple de tu voz ondea sinuoso,
una puerta abierta empieza en silencio
la trayectoria de vuelta.

 

EXISTENCIA CRISTALINA

Todavía la noche no ha derribado
con sus muros las galas del día que nace 
y ya está soñando que muere.

Soñé la noche siguiente que, por soñar
que soñaba un sueño en el que moría,
moría realmente,
            en el sueño;
luego despertaba; y volvía

a revolverme en el cristal traslúcido
palpando con las manos la realidad detractada,
todavía la noche no había derribado
las garras del día que muere.


Comentarios



LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.