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El sostén de mi sombra: sobre la Jam de Poesía Gestáltica "¿De qué están hechos tus sueños?"

Sueño de la mariposa
"Chuang Tzu soñó que era una mariposa.
Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa
o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu".
(Chuang Tzu)


¿Cómo explicar bien a veces que los procesos lentos de la creación poética son más importantes que la calidad estética del resultado? Hace prácticamente un mes participé en este evento tan singular: la Jam de Poesía Gestáltica: ¿De qué están hechos tus sueños? Encuentros entre poesía y Gestalt. Entonces, aunque sí lo difundí por redes sociales, en el blog solo compartí el cartel en un post porque se me hacía muy difícil poner en palabras a priori la experiencia vivida o la que iba a vivir o la que estaba viviendo. Aunque lo hiciera ahora (o lo esté tratando de hacer ahora), sé que no encontraría las palabras precisas: la Jam de Poesía Gestáltica es y ha sido un espacio de indagación y de descubrimiento, así como un lugar de encuentro con los demás. 

Cuando me invitaron a participar, sabía del proceso que implicaba, y aunque pensé en decir que no, supe que no quedaba indiferente y que lo mío iba a ser un sí. Esperaba indagar, desde donde yo jamás sabría, en terrenos que solo atisbo a comprender y así fue. Me permitió ahondar en partes de mí que están más acorazadas, crear desde un lugar desde el que yo (pienso que) no sé y remprender un camino personal que siempre estoy reemprendiendo y que ha de durar toda la vida. No querría sonar abstracta, pero es que, a fin de cuentas, este evento, que voy a llamar evento-proceso, me hizo mirar hacia adentro para ser valiente desde mis vulnerabilidades y no sé explicarlo mejor. ¿Igual lo estaré explicando bien? 

Al amparo de los compañeros

Algunos eventos colectivos resultan ser, curiosamente, bien mirado, individualistas, pero este no es el caso: todo el tiempo al amparo de los compañeros, de la organización y de la amiga poeta y terapeuta Gestalt Carrie Punto (Yolanda Romero). Es y fue un camino de acompañamiento a la transformación personal, distinto para cada uno y a la vez común a todos nosotros, que resultó en un evento  excelentemente hilvanado, con una justa combinación de los fundamentos de la Gestalt con lo más práctico y, claro está, dejando siempre espacio a lo que devenga. 

Recordar y trabajar los sueños, crear desde ahí

En fin, el caso es que en ese proceso de prácticamente un mes pasé de no recordar apenas mis sueños a recordar montones de ellos. Todavía sigo ahora recordando mis sueños y tratando de entenderlos en una clave distinta. Soñé algunas veces que escribía mis sueños, soñé también que contaba mi vida. En un sueño largo que tuve, de quién sabe de qué, pensé incluso dentro del sueño que qué bien, que ya podía después escribir ese sueño (cuando me levanté, con el transcurrir de la mañana ya no recordaba nada).

Sueños... Tuve un sueño, que no comentaré entero por no aburrir a nadie, en el que hacía cola y después volvía a hacer cola otra vez (aunque al menos las colas eran diferentes y yo me comportaba también distinta). De este último sueño surgieron ramificaciones de conversaciones y desde ahí lo trabajamos en ese proceso previo al evento, ramificaciones de conversaciones que llevaron a otras y a otras y a otras y de todo ese proceso de introspección y diálogo acabó saliendo una pieza poética (en total habían sido tres) que lleva por título "El sostén de mi sombra". La idea de leerlo en público y de compartir mi proceso artístico y personal en general me provocó una taquicardia de horas, de esas de las que ves moverse tu camiseta por el latido del corazón. Esa tarde-noche leí y compartí lo que no compartiría conmigo misma. 

Compartir "El sostén de mi sombra"

Un mes después, un domingo por la tarde, tengo la suerte de ver que Manu Arpé, amigo y poeta, ha compartido en su blog Lexirragia uno de sus poemas para esa noche, Soñado ayer, y entonces me he dado cuenta de que ya no recuerdo por qué no había compartido después la pieza poética que tanto me costó compartir ese día, la pieza a la que pensé en borrar 3 frases pero no me atreví a no atreverme. No la he tocado desde entonces. La pieza poética no tenía afán de calidad literaria, eso quedó totalmente de lado. Casi una semana después, el artículo Verano caliente, muy caliente del blog Entrefronteras de Jordi Jarque para La Vanguardia, inspirado por aquella tarde-noche tan mágica y única, me recuerda mi sensación posterior a haberme compartido de esa manera. Tampoco sé explicarla. 

Pero no importa, porque ahora sí, ahí va el poema, resultado de todo el proceso, que es forzosamente un nuevo inicio. Recupero, sin embargo, antes, la 1a. frase de este post e incluyo la cita inicial, no por primera vez en este blog, de un fragmento de un cuento del libro de Zhuangzi o Chuang Tse, que casualmente se citó también esa tarde-noche. 

Ahora sí: 


El sostén de mi sombra

No me pesa la sombra

porque debajo de las suelas no la veo. 

A veces, las pequeñas dimensiones de mi sombra empiezan a oscurecerme los pies. 

Van subiendo finos por las piernas sus hilos miserables.

Negros y opacos, me van rodeando los muslos, me circundan las caderas y, en su creciente anchura, la sombra, viniendo desde la ingle, me manosea la entrepierna. 

Abro los brazos en cruz, ligeramente hacia atrás. 

Se adelgazan los dos lados de la sombra para subir a la espalda media 

y agarrarme de la cintura con sus dedos lánguidos y estrechos. 

Primero el lado derecho porque está más tierno. Mis brazos van cayendo despacio. 

Me zarandea. 

Sube mi sombra con sus cientos de hilos hasta el esternón 

y clava ahí, mi sombra, el peso del sentimiento contenido. 

Por los laterales sube a los pechos y llena su piel. Me aprieta los pechos hacia el centro.

Sube, sigue subiendo mi sombra a los hombros y a la garganta y anuda en la nuez una bola densa enmarañada a presión.

Grito ahogada. Quejidos que parecen una traca de escapes de gas. Rasgado de exhalación, bufidos. (Sonidos)

Noto raspación al final de la lengua. 

Me callo. 


Pero no me callo. 

Abro a la sombra las fosas nasales para que las alcancen estos hilos lóbregos, que ya son viscosos.

Cierro los ojos a conciencia. La sangre sube a la cabeza enrojecida. Siento pequeños puntos en la piel de la cara, como cuando tengo un orgasmo, y va entrando casi como si los mojara en los poros del cuero cabelludo, en los recovecos de mis orejas, en el tragus de esta oreja. 

El pelo se vuelve negro. La cabeza se me cae adelante. Veo el suelo. 

Doy un paso atrás y con las manos hacia adelante y arriba, abiertas a más no poder y los dedos con fuerza, sostengo mi sombra. 


(Respiro). Ya no me pertenece, pero es mía y la agarro y la meto en el pecho. Mis suelas están blancas. 

Y yo, estoy aquí, delante de vosotros con mi luz y también con las suelas de mi sombra. 




Comentarios

Carrie ha dicho que…
Preciosa. Que gran placer estar en este blog!!!! Lo que necesiteis. Carrie Punto.
laprendiz ha dicho que…
Me sigue fascinando lo que compartes Raquel, y tu naturalidad. Qué bien que lo que escribí en el blog Entrefronteras, te recordara de nuevo tu sensación, la de aquella tarde-noche única. Tu universo de luz se expande iluminando todo tipos de sombras... Más necesario que nunca... Merci...!!!
Remei Manzanero ha dicho que…
¿Cómo no estar?
¡Beso!
Remei Manzanero ha dicho que…
Aich, ¡se te ha autocorregido Remei por Raquel! Por supuesto que sí, ha sido un placer leer tu entrada en Entrefronteras, ¡maravillosa!
Gracias por tu comentario y por pasar a leerte mi vivencia. Besos


LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.