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Poemario "La verdad que no vemos", galardonado con el XVI Premio Águila de Poesía 2020


Empezamos marzo con una noticia excelente que por fin puedo compartir públicamente: mi primer poemario, La verdad que no vemos, ha merecido el reconocimiento del XVI Premio Águila de Poesía, de Aguilar de Campoo (Palencia). 

La verdad que no vemos es mi "opera prima" en poesía y los veintidós poemas que la componen fueron escritos casi todos entre Barcelona y los Balcanes. Aunque había autoeditado algunos cuadernos de poesía antes, la ilusión que me hace es tremenda y es doble por ser mi primer libro de poesía.  Reconozco que cuando recibí la noticia del fallo no lo esperaba en absoluto y que estrictamente no me quedé sin palabras, como suele decirse, sino que me quedé con un solo monosílabo repetido varias veces en el aire. 

Aunque estaba prevista la entrega del premio presencialmente dentro de un ciclo llamado "Entreversos" en Aguilar de Campoo, al que me hubiera encantado poder asistir, la situación no lo ha permitido y nos conformaremos con lo online. Los que me conocen de cerca saben que una de las cosas que más me gusta de la escena poética es conocer nuevas voces y compartir los versos y sensibilidad poética de cerca con los demás de cerca. Pero, aun así, eso no quita para nada que me sienta agradecidísima, sobre todo por todo el trabajo de convocatoria, de la lectura y selección de obras, de la deliberación realizada por los poetas que conformaron el jurado, de la difusión y de edición que hay detrás y especialmente al personal bibliotecario de la Biblioteca Municipal de Aguilar, y que me sienta muy feliz de haber perseverado y de todo lo que viene ahora. 

Comentarios

Bofmur ha dicho que…
Yooohoooooooo!!!!


LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.