Siempre que participo en convocatorias, hay una nueva oportunidad para leer otras veces que de otro modo jamás leería. A veces, una coincidencia fortuita lleva a dos personas desde distintas partes del globo a participar con un escrito en un número de una revista, en este caso Extrañas Noches -literatura visceral- (iniciativa de Ediciones Frenéticas Danzantes), revista mensual (mensual online, trimestral en papel) dirigida por la porteña Marina Klein. Se define la revista, en sus bios, así: "Somos los que vamos en búsqueda de las vísceras del mundo para desvendar los secretos más íntimos de todos los universos". Y yo, que digo que lo mío es atravesar ventanas persiguiendo lo efímero, me quedo con ese plural de "todos los universos", casi todos aún por descubrir.
Cuando te mandan la revista, empiezas a ojear, primero en diagonal y después en vertical hasta que te detienes en un verso. A veces has comprobado antes si tú estás, si apareció tu texto, y vas después a ver, a ojear otras voces. Agarraste unas palabras escritas de hace años, las mandaste y aparecieron y alguien, más allá del océano hizo lo mismo. Así empiezan a juntarse las voces. ¿No es maravilloso poder conectar con las palabras de otro, conectar con un otro que no tiene nada que ver con nosotros pero que lo tiene que ver todo?
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