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Poema de amor internacional

Pashupatinah, Nepal


Al principio, cariño, solo te quería, 
quizá no era poco, pero en lo que atañe al nosotros
solo era esto.
Aún no t’Estimava, pero pronto començaria a fer-ho.
I t'estimí i et vaig estimar, tal com tenia que ser o había de ser.
Y, con el amor, llegaron los sueños
y con los sueños, los espacios
y con los espacios, llegó una tarde en que al colgarte al teléfono te dije:
—Nakupenda.

Vinieron entonces los Aishiteru
de los animes previa cena
y mientras la chica melocotón se iba desapareciendo
de nuestras ganas de comernos,
asomaba un Canda munani pidiendo guerra
y un Negligevapse hacía de las suyas
cuando salíamos de la biblioteca echándonos cervezas.
No era momento, todavía, del Saya cinta pada mu
ni del T'estim, ni del Jeg Elsker Deg,
pero andábamos ya cerca del Mena Tanda Wena,
que vivía encima de tu estantería de antropólogo.
Aunque todo esto me iba haciendo saber,
de poco a poco,
que eu te amo cada día un poco más.
De repente un día, vino un Te quiero dialectal
acompañado de un tal Ma djing wa
y empezamos a hacerle el caso que debíamos,
tanto caso que al final
a más de 7.470 kms de aquí
un día me di cuenta de que había empezado a loving you,
mientras a la vez, antes de que sucediera,
andaba ya diciéndote que Ma timilai maaya garchu,
sí, que तिमीलाई माया गर्छु.
Nos vimos allí, entre tanto love y tanto maaya,
que tú ya lo andabas cantando con guitarra si se te cruzaba alguna
en San Valentine’s Day o en San Días Normales
y decidiste que no era suficiente para extender todo el amor
que nos cabía en el pecho
y empezaste a decirme Ma timilai sabai bhanda dherai maaya garchu,
esto ya no podíamos escribirlo.
Pero para entonces yo ya sabía de antes que me amabas more than anything
y que no hacía falta que acabásemos en el Hum Tumhe Pyar Karte hae,
ni siquiera que llegásemos al
मैं तुम से प्यार करती हूँ (Mãĩ tumse pyār kartī hū̃)
o मैं तुम से प्यार करता हूँ (Mãĩ tumse pyār kartā hū̃):
teníamos bastante comiendo momos y chowmeins entre inciensos y letrinas.
Pero yo no soy tonta,
con un 50% de amor, siempre viene un 20% de miedo,
y pensé que esto quizá iniciaría un recorrido
desde el TQM hacia el ego te amo
o hacia el mamire nosequémás,
que quizá algún día mantendríamos inerme lo que había sido imperio.
Pero nada más lejos.
Solo se tranquilizó,
por un tiempo.
Ahora tengo una pequeña obsesión en querer decirte
Ik hou van jou, Ti amo y Je t’aime,
todo a la vez
mientras me planteo decirte Minä rakastan sinua.
Quizá en la próxima sea un Afgreki
o puede que nos espere un Quérote
a la vuelta de la esquina, pero no importa.
Tú sabes que un día empecé a llamarte coração,
(no lo he dicho antes porque lo recuerdas bien
y porque ahí empezó la imposibilidad de rebobinarnos),
y que de coração a Curazao solo va un trecho minúsculo,
que, aunque arduo, solventable.

Quizá mañana o esta noche cuando te duermas
me acerque a tu oído
despacio
 y te diga,
simplemente, llanamente:
Mi ta stimabo
y nada más.


























Fotos: Testimonio en Nepal: www.testimonioennepal.blogspot.com
*Este poema participa en el concurso de poemas de amor de Zenda. 

Comentarios



LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.