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“Amor del bueno” (poema manifiesto)

Lo repetiré las veces que haga falta:
lo que quiero de ti
es que te acerques
cuando quieras
            porque quieras,
que intimemos mañaneros
            y te vayas allá lejos
donde las piernas aún recorran
lo sagrado,
que desaparezcas un día
y dos y tres y cuatro,
y vuelvas deseante y te pasmes perplejo
al conocer a esta
que nadie ha conocido antes
cuando quieras
            porque quieras,
pretendas, aspires y requieras,
que vislumbres el centro de mí misma,
que te acerques cuando quieras,
                                   porque quieras,
que no veas lo que hago y lo que siento,
solo la energía que me emerge a hacer lo que hago
y a verter lo que siento,
que retoces
y te saltes el dilema del erizo
            y lo lances por la ventana,
y te desnudes cuando quieras,
                                   porque quieras.

Intimemos, vete lejos
en la tarde, desaparece el fin de semana
y el verano entero
entre el calor y los mares,
y vuelve
si queremos aún acaso
que volvamos,
vuelve. 

Quiero solo un poco más de lo que tengas, 
el balance perfecto
entre el te eché de menos y haz lo que te emerja
de donde brotan los sueños,
ni un poco más,
ni menos de lo que puedas entregar
y recibir
porque quieras
            cuando quieras.

Lo repetiré las veces que haga falta,
seré firme en ello.
No me interesarás absolutamente nada
cuando
            sin que quieras
renuncies a algo del bien de ti mismo.

───
*Este poema forma parte del libro Habitantes de un paraíso minúsculo


Foto: Rakicevic Nenad

Comentarios



LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.