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Mostrando entradas de agosto, 2024
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Biblioasis

¿Qué tienen las librerías que recorrerlas es tan delicioso? ¿Qué hay en estas que caminar por sus pasillos recolectando ideas a través de portadas y contraportadas calma las mentes más versadas en el pensamiento y aviva las más aturdidas? Como si se tratase de un supermercado de ideas, vas quedando posicionado ante la infinitud de todo lo que se ha escrito. Con cierta perplejidad, también algo de impotencia. La infinitud también de lo que queda por escribir y de lo que se podría llegar a escribir. Las posibilidades de la palabra, los universos posibles en los que se escribe lo que en este no se ha materializado todavía y lo que no tendrá razón de ser, aunque este es el mejor —¿el mejor según quién— de todos los mundos bibliófilos posibles o al menos este es el que es. Detrás de esta última idea está Leibnitz, no me culpen a mí por esta leve sandez. Podría, por ejemplo, cristalizar todos los apuntes de viajes en un diario crítico, aunque siempre me sobrevenga el pensamiento de que est...


LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.