Lo sabrá el alma.
Tengo
ahora un pedazo de vigilia entre las manos
y no sé qué hacer con él.
Roberto Juarroz
Nunca sabremos qué vine escribiendo
en los esbozos del sueño esa noche de fiebre,
los temblores de la memoria
son siempre en la madrugada
senderos hacia la nada.
Hay instantes en que no hay materia,
en que nada importa más que el hálito del frío
atravesando los prolegómenos del alba,
en que escribes finalmente el poema
solo perfecto entre la medianoche y la aurora
y con fe acoges que tu memoria trémula
sabrá cobijarlo en sus grandes tesoros.
En las primeras luces solo lo abrigó el alma
hecho nada.
De «Habitantes de un paraíso minúsculo» (2022)
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© Dani Fotografía |
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