Hoy hace 15 años que murió Ángel González y diría que, lamentablemente, también desde que supe de su existencia. Me he propuesto terminar de escribir un homenaje, (probablemente algo torpe y, a propósito de esto, no se dejen de leer su poema, que dejo al final del post), a partir de su poema "Para que yo me llame Ángel González" de su 1r. libro, "Áspero mundo" (1956).
En homenaje a Ángel González
y
a las mujeres que me anteceden y habitan en mí,
Para que yo me llame Remei González,
para que mi cuerpo ande sobre el suelo,
fue necesario que mi abuela se llamase Remedios:
seres de todo hogar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y descuidos
y más descuidos, cometiéndose constantes
en otro cuerpo nuevo.
Nocheviejas y Sanjuanes perpetuaron
con su oscilante luz, su varia tierra,
el trabajo milenario de mi alma
atravesando los siglos y los pueblos.
De su trayecto cruento y fervoroso
de su huida hasta el quin, desenvolviendo
presagios, lanzándose
al primer sollozo de los vivos,
yo soy el resultado, la semilla
que crece, brotando, desde los tiestos;
esta que veis aquí
y más que esta:
un asombro tenaz, que embiste
a su marea, que lucha en favor del viento,
que revienta encrucijadas avanzando
por el medio a través de mis ancestras. Los fracasos
que saben a éxito la enloquecida
fuerza del aspaviento...
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