“La resignación del aire (metamorfosis)”, microrrelato finalista en III Premio de microrrelatos IASA Ascensores
Se acaba de publicar la antología «Libertad de movimiento» con los 30 microrrelatos finalistas en el III Premio de Microrrelatos de IASA Ascensores. De todas las sorpresas que me he llevado en el mundo de los certámenes literarios, esta fue probablemente la más grande, cuando vi que mi microrrelato, al que titulé "La resignación del aire (metamorfosis)" quedaba entre los 30 finalistas entre más de 6500 propuestas presentadas. El lema del concurso era "libertad de movimiento", de modo que en los 500 caracteres del microrrelato (sin contar espacios) había que incluir este sintagma.
El premio se lo llevó Ginés Cutillas con "El pacto", que no reproduciré aquí porque no sé con certeza si puedo hacerlo que, con su permiso, reproduzco al final de este post, y de quien dicen que bromeaba «Son seis euros por letra, que he hecho la cuenta». Más allá de la broma pecunaria, es siempre retador y un esfuerzo valeroso participar en certámenes que llevan como prompt escribir sobre cuestiones sociales. Este mes han salido las bases para el IV Premio de Microrrelato IASA Ascensores con el lema "solo un paso", vale la pena agendárselo.
Os dejo con mi microrrelato, contenta de tener el libro en las manos y pasar esta mañana leyendo estas otras 29 joyitas.
La resignación del aire (metamorfosis)
No sé, ¿quién sabe? Si lo piensas bien, no tengo estrictamente libertad de movimiento. Ni circulo libremente ni elegí mi residencia. No puedo salir, no porque me hayan vetado el derecho, sino porque no se me declaró en primera instancia. Tampoco podría volver si quisiese, pues no tengo lugar donde regresar, ni del que partir. La Tierra seguirá rotando siempre en la misma dirección. No hay alternativa: alzaré mi parte más caliente y descenderá mi parte más gélida. Es esta, mi porción más fría, la que debe ocupar mi calidez. Para tener libertad de movimiento, me convertiré en viento.
(Ginés Cutillas)
Cada día cambian las fronteras. El lunes amanecemos en Rusia y el domingo nos acostamos en Polonia, no sin haber sido alemanes algunas jornadas entre semana. Ante tal disparidad de nacionalidades, y para evitar fusilamientos malentendidos, los contendientes han decretado libertad de movimiento para la población civil en la franja fronteriza; y como las noticias son más lentas que los carros de combate de turno que vienen a conquistarnos, sólo tenemos que esperar a oírlos hablar para comunicarles en su mismo idioma que ya somos una extensión de su país. Ellos tan contentos, nos dan pan.
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