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Actualidades

No, no he desaparecido. No se ha esfumado mi quehacer poético ni me han engullido mis poemas,  sino todo lo contrario. No lo contrario a que me hayan engullido mis poemas, eso sería que me los he comido yo a ellos y todavía no lo he hecho, que yo sepa. Lo contrario, pues, a lo primero. Últimamente he dedicado mi empeño en mi tiempo libre en enviar a certámenes y premios mis obras de poesía.

Si en el pasado me había pasado la vida intentando armar una obra más global formada por retazos y retales y si había estado explorando cómo entrelazar todos los poemas y narraciones a través de algunos conceptos y palabras, sosteniéndome en ideas y obras como las de Rayuela de Cortázar u otras obras estructuradas pero de carácter fragmentario, ninguno de esos proyectos llegaron a buen puerto, ni a buen puerto ni a puerto en general. Por algún motivo, se quedaron por el camino, -quizás los retomaré algún día-, y actualmente,  -en los últimos dos años, por ser precisos-, mis poemas, casi por sí solos, se han ido organizando en series de poemas y han conformado la unidad del poemario, el poemario estándar DIN A-5. Sin música, sin escultura, sin pintura, sin fotografía; sin algo integrado con lo que dialogue, aunque siempre conviven en cada uno múltiples facetas. Por alguna razón, he hecho una especie de pars pro toto.

Ahora, pues, en ello estoy, en esmerarme en mejorar y precisar 2 poemarios DIN A-5, en enviarlos a certámenes en mi tiempo libre y en sorprenderme y considerar que igual voy por buen camino cuando estos van quedando finalistas o con suerte algún jurado los selecciona para rondas siguientes, donde otros poemarios los vencen y de los que, cuando los leo, disfruto y aprendo a partes iguales una barbaridad. Es un mundo que hace dos años que he empezado a descubrir y del que todavía me queda mucho que aprender, pero es el rumbo que he decidido tomar y en él persisto.

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LA VERDAD QUE NO VEMOS

No, no quiero los sueños. Es la vida,
la realidad la que nos llama. Escucha.
Leopoldo de Luis

Deja que te lo explique, no en palabras
— que con palabras no se entiende a nadie —
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Mirta Aguirre

 

Está aquí, déjame que te lo muestre,
en este pequeño espacio de aire,
esta dimensión, toda esta anchura
de trazas, de briznas
aciculares, está en esta brisa ingenua
que tanteo con los dedos,
que trato de asir para hacer mía,
es de sí misma,
                              está aquí.


Está en este soplo hecho de desgarros,
está en el lápiz que me cae de las manos
si abro la palma,
está en esta corriente alterna,
está en genios y mediocres,
en las nubes de las partículas,
en las ínfulas extrañas
y en el pliegue de las alas de un cóndor negro,
en la precipitación de un vidrio
que no nos hiere apenas
y en los resquicios invisibles
de nuestras cicatrices más finas,
está en el cieno de los ríos
que arrastras a las cimas,
en la cima lozana
que hallas en la mirada,
las miradas tiernas
que no adviertes,
y las que adviertes,
                                está aquí,
no puede estar en ningún otro lado.


La recogemos,
este soplo que resollamos
está hecho de ella.
Este vasto espacio que media
entre tú y yo,
los lugares entre nosotros
que no habitamos
y que alcanzamos al vuelo
con esfuerzo
y devoción de céfiro,
la verdad es que es esto,
está aquí.